Una cuestión, tan alarmante como amenazante, y que se encuentra estrechamente relacionada con la pobreza, es la salud global. Teniendo en cuenta los notables avances que se habían logrado en el campo de la medicina, en 1948 el entonces Secretario de Estado de EEUU, George Marshall, llegó a afirmar que la superación de todas las enfermedades infecciosas era inminente, pero medio siglo después ese optimista punto de vista cambió radicalmente. En efecto, se han recrudecido algunas enfermedades transmisibles que ya se consideraban bajo control como la tuberculosis , el cólera, la malaria, el paludismo o el dengue (en sus dos versiones clásica y hemorrágico), y han aparecido otras nuevas (o reaparecido) como la influenza AH1N1 y AH5N1, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), la fiebre de Lassa, la fiebre de los Legionarios, el ébola, el VIH/SIDA, COVID-19, etcétera. Como muchas de estas enfermedades han devenido en epidemias y pandemias, seles considera como una de las principales amenazas a la seguridad nacional como internacional. Las causas de este fenómeno principalmente son la imparable globalización, el constante crecimiento de la población, las grandes concentraciones urbanas, la estrecha convivencia con otras especies animales, la contaminación ambiental, los conflictos bélicos, las migraciones, los desplazamientos forzados de personas, la resistencia a los medicamentos, los viajes internacionales, la pobreza, la desnutrición y la ignorancia.
Las crisis pandémicas de la influenza AH1N1 ocurridas en México entre 2009 y 2010, la ébola que se inició en África en 2014, y el mas reciente COVID-19 iniciado en China en 2019, no son más que un elocuente recordatorio de esta latente amenaza.
A lo anterior se agrega el problema de los bajos índices de salud existentes a nivel global. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año muere en el mundo en el mundo alrededor de 17 millones de personas como consecuencia de enfermedades infecciosas y parasitarias; fallecen 4 millones de personas por desnutrición (problema que afecta a más de la mitad de la población mundial); 3.5 millones por el VIH/SIDA; 2.5 millones por la contaminación ambiental; 2 millones por falta de micronutrientes (hierro, zinc, vitamina A), más agregamos todas las miles de personas que fallecieron durante las pandemias y epidemias. Aunque, muchas de esas enfermedades y carencias ya son curables o tratables, el problema es que en muchos rincones del planeta no se dispone de atención medica adecuada o de medicamentos. La OMS igualmente señala que en los países ricos existe un médico por cada 400 personas, en tanto que en los pobres hay uno por cada 7 000 habitantes, y en los de la África subsahariana uno por cada 36 000. Todo lo anterior ha provocado que la diferencia de esperanza de vida entre los países rico y los pobres sea de 40 años. También cabría agregar el problema de las enfermedades crónicas no trasmisibles que se han convertido en verdaderas epidemias ocasionadas por el estilo de vida derivado de la modernidad, tales como las afecciones cardiacas, la obesidad, la diabetes, la hipertensión, el cáncer, los trastornos nerviosos y psicológicos, etcétera. En conclusión, la salud global es un gran desafío que impacta al desarrollo y ala seguridad del planeta.
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