domingo, 24 de abril de 2022

Leyendas japonesas

 El cortador de bambú y la princesa de la Luna



Según la leyenda hubo una vez una humilde pareja de ancianos que nunca había podido tener hijos pese a desearlo profundamente. Para vivir, la pareja dependía de la recolección de bambú y de su uso para elaborar diferentes artículos. Una noche, el anciano se internó en el bosque para cortar y recoger bambú, pero de repente se dió cuenta de que una de las muestras que había cortado brillaba a la luz de la Luna. Tras examinar el tallo, encontró dentro de él a una pequeña niña, de pocos centímetros de tamaño.

Dado que su mujer y él nunca habían podido tener hijos, el hombre la llevó a su hogar, donde la pareja le daría el nombre de Kaguya y decidiría criarla como a su hija. Además de ello, la rama de la cual había salido la niña empezó con el tiempo a generar oro y piedras preciosas, haciendo rica a la familia.

La niña fue creciendo con el paso del tiempo, convirtiéndose en una hermosa mujer. Su belleza sería tal que empezaría a tener numerosos pretendientes, pero ella se negó a casarse con ninguno. Las noticias sobre su belleza llegaron a oídos del emperador, quien intrigado solicitó que acudiera a su presencia, a lo que Kaguya-hime se negó. Ante la negativa el emperador acudiría en persona a visitarla, cayendo rápidamente enamorado de ella y pretendiendo llevarla con él a su castillo, a lo que la joven también se negaría. A partir de entonces el emperador seguiría manteniendo la comunicación con Kaguya-hime a través de numerosas cartas.

Un día, la joven habló con su padre adoptivo sobre el porqué de sus negativas, así como el motivo por el que cada noche pasaba las horas mirando al cielo: ella provenía de la Luna, su hogar, de la cual era princesa y a la cual estaba destinada a volver en poco tiempo. Angustiados, los padres se lo comunicaron al emperador, el cual envió guardias para intentar evitar que la mujer fuera devuelta a la Luna.

Pese a las medidas de seguridad, una noche de luna llena una nube descendió desde la Luna con intención de llevársela. Antes de partir de nuevo a su hogar natal, sin embargo, Kaguya-hime se despidió de sus padres y dejó atrás una carta de amor para el emperador, junto con una botella en la que le dejaba al segundo el elixir de la vida eterna. La carta y la botella le fueron entregados al emperador, quien decidió llevarlos a la montaña más alta y crear una hoguera. Allí, una vez salió la Luna, el emperador arrojó la carta y el elixir al fuego, generando un humo que ascendería hacia el lugar donde había partido su amada. Ese monte es el monte Fuji-yama, y aún hoy en día podemos ver en su cima el humo procedente de la hoguera del emperador.


Amemasu y los tsunamis


Dice la leyenda que en la antigüedad existía un gigantesco yokai (término que hace referencia a un conjunto de espíritus sobrenaturales de gran poder que conforman buena parte de la mitología japonesa) en forma de ballena llamado Amemasu, el cual habitaba el lago Mashu de tal manera que su enorme cuerpo bloqueaba el paso de las aguas del océano Pacífico.

Un día, un pequeño ciervo se acercó al lago con el fin de saciar su sed. En ese momento el gigantesco yokai saltó para comerse al ciervo, engulléndolo en el acto. El pequeño ciervo, dentro de Amemasu, lloró. Lloró de tal forma que sus lágrimas, de una pureza excepcional, perforaron el estómago de la bestia con tal fuerza que se abrió una agujero en las tripas de Amemasu, matándolo a la par que dejaba salir al ciervo.
La muerte del yokai fue vista por una ave que pasaba por la zona, la cual correría a las distintas aldeas para avisar del peligro de que la muerte del ser suponía, el ser su cuerpo el que frenaba las aguas del océano. Sin embargo, con la excepción de los Ainu, que huyeron a territorios elevados, la mayoría de pobladores de la isla sintieron curiosidad y acudieron al lago con el fin de ver lo sucedido.

Una vez allí y viendo el enorme cuerpo del yokai decidieron comérselo sin ningún respeto. Pero eso tuvo graves consecuencias: tras haber sido devorado el cuerpo de Amemasu había desaparecido lo que bloqueaba las aguas del Pacífico, con lo que en ese mismo momento las aguas contenidas anegaron la zona y mataron a todos los presentes.

Ello causaría el primer tsunami, el cual únicamente dejaría con vida a los Ainu, quienes hicieron caso de las advertencias del ave. Se dice que después de ello, el resto de tsunamis que asolan Japón son causados por la ira del espíritu ante los crímenes dirigidos a los animales del mar.

Las 10 leyendas japonesas más interesantes. (2022, 25 marzo). Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/leyendas-japonesas


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